
Colegio Sor Juana Inés de la Cruz de Monterrey, A.C.
Miércoles 11 de diciembre 2019
“VIDA DE SANTOS”
155 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE NUESTRO
PADRE JULIÁN COLLELL Y GÜIX
FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE
MISIONERAS CORDIMARIANAS JUNTO CON LA MADRE
CARMEN SERRANO Y RUGAMA
Nació Julián Collell y Güix en Santa María de Corcó Barcelona España, el 3 de diciembre de 1869. Sus padres si no abundaron en bienes de fortuna, sí que podían ostentar un rico caudal de virtudes cristianas, que muy pronto infundieron en su pequeño hijo; el cual prevenido con tan buenos principios, no tardó en responder a la voz de Dios que le llamaba a la carrera sacerdotal. Ingresó efectivamente en el Colegio de San José en la ciudad de Vic. Allí cursó humanidades y sus estudios superiores con notable aprovechamiento. Al final de su carrera, impresionado por los ejemplos de virtudes de los Padres del Inmaculado Corazón de María y viendo que algunos compañeros suyos ingresaban en esa congregación, solicitó también su admisión. Los superiores considerando las relevantes cualidades del joven seminarista, no dudaron abrirle las puertas del Instituto, realizando concienzudamente el Noviciado, hizo su profesión religiosa el 26 de enero de 1887 en Vic y cinco años más tarde el 17 de diciembre de 1892 recibió la ordenación Sacerdotal.
Después de diez años de ministerio en España, se embarcó en el puerto de Barceló el 26 de noviembre de 1902, tras una larga y peligrosa travesía por fuerte tempestad en alta mar, llegó felizmente al puerto de Veracruz.
A su llegada a la capital, fue destinado a la Casa de Jesús María, un gran centro de actividades misioneras. En octubre de 1906 pasó a la casa de Puebla. Allí se hizo cargo de la dirección del catecismo. Con su celo, constancia y abnegación, dio a esta obra la pujanza máxima, manifestándose como eximio catequista, al grado de considerársele como uno de los mejores de la Congregación.
Orientaba la catequesis, la Eucaristía, gozando al ver bandadas de niños acercarse al Comulgatorio.
El año de 1913, último de su dirección del catecismo poblano, en solo cinco meses se distribuyeron entre los niños 29,000 comuniones, éxito que llamó la atención de la Angelópolis.
Las catequistas que ayudaban al Padre Collell se preocupaban mucho de los niños pobres de las barriadas. Y esa preocupación fue la que dio origen a la fundación de la Congregación de Misioneras Cordimarianas, que fue la gran obra del Padre Collell y de la Madre Carmen Serrano y Rugama, que tanta gloria había de dar al corazón de nuestra Madre y a nuestra Provincia Mexicana.
Él consiguió la autorización de las jerarquías eclesiásticas y religiosas, redactó las constituciones y el directorio con el espíritu de los Claretianos y con el mismo espíritu misionero las formó durante muchos años.
El decreto de la fundación fue dado por el Exemo. Sr. Arzobispo de México Don José Mora y del Río, el 16 de marzo de 1921, comenzando la obra el 19 de marzo, festividad del Señor San José. Cuántas dificultades experimentó y cuantos sinsabores lo dice en sus cartas íntimas.
Pero la obra subsiste, porque esta obra es de Dios y del INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, como él mismo afirmaba.
Una de las cualidades más relevantes del P.Collell era la tenacidad de carácter.
Decía el P. Cepeda: “El P.Collell una vez que pone el dedo en el renglón no lo retira fácilmente”.
Sí, era el carácter férreo e indomable, a pesar de su enfermizo y deficiente organismo. El Padre Collell tenía declarada guerra continúa a la ociosidad y a la tibieza, el celo por la salvación de las personas era también muy vigoroso, organizó una gran empresa de propaganda religiosa. Pero su principal virtud fue la piedad manifestada en la Santa Misa, en el rezo del oficio ante el Santísimo Sacramento a quien visitaba frecuentemente. El P. Collell fue amantísimo de la observancia de las normas. Sus últimas palabras fueron: “Señor en tus manos… Madre en tus manos…Jesús mío, Madre mía”. Murió el 26 de Mayo de 1937.

“Jesús, Señor nuestro, ayúdanos a ser
tus manos y tus pies en el mundo que
tanto sufre. Espíritu Santo, haz de nosotros
personas llenas de fe, de esperanza y amor
para que podamos ser tus testigos”.
Con Cariño:
MCM Madre María Teresa Silva Sandoval
Directora General.