“SANTA CASILDA”

logo1

 

COLEGIO SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ DE MONTERREY, A.C.

Jueves 7 de abril, 2022.

VIDA DE SANTOS

“SANTA CASILDA”

(Virgen 1074. Su fiesta se celebra el 09 de abril)

   

   En árabe Casilda significa “cantar”. Verdaderamente nuestra virgen Casilda hizo honor a su nombre ya que supo cantar a su Esposo, a pesar de haber nacido en tierra pagana. Hay un refrán que dice, “de tal palo, tal astilla”, pero en esta ocasión habría que cambiarlo por este otro: “De mal tallo, hermosa flor”.

   No está claro, o mejor, no hay unanimidad entre los historiadores al traer el nombre de su padre. Era el Sultán o rey moro de Toledo y unos le llaman Almamún y otros Cano o algo parecido. Lo cierto es que él estaba convencido del dicho del Corán que decía: “Combatid a los infieles con toda clase de guerras de religión y matadlos donde quiera que los encuentren. El paraíso se encuentra a la sombra de las espadas.” Unos pintan a su padre como un hombre bárbaro y terrible, y otros como más bien benigno y contemporizador. Un valioso y antiguo documento dice de este rey y de su hija algo que nos sirve de hilo conductor para entretejer la vida de esta virgen toledana:

   “En los tiempos antiguos hubo un rey en Toledo, llamado Cano. Poderoso y valiente en las armas, acostumbrado a dirigir a sus ejércitos contra los cristianos, causando grave daño a la fe verdadera. Retenía en su reino a muchos cristianos cautivos. Por disposición divina este enemigo terrible de la fe cristiana tuvo una hija única llamada Casilda, para que de un tallo tan malo brotara una flor de blancura admirable sobre la que descansara el Espíritu del Señor…”.

   La joven Casilda desde muy niña presenciaba cada día, o por lo menos con mucha frecuencia, la misma escena: grupos de cristianos llenos de cadenas y muy maltratados que eran internados en los lóbregos calabozos que había en los subterráneos del fastuoso palacio Galiana. Mientras en los lujosos salones de palacio se comía, se bebía y se divertían de mil maneras diferentes… los pobres cristianos sufrían horrorosos tormentos en aquellas cárceles hediondas. El tierno corazón de Casilda no podía tolerarlo y un día mientras los demás estaban entregados a sus orgías, ella se proveyó de las viandas que pudo tomar y bajó a las cárceles a consolarlos y darles algo de comer… Y así lo hizo una y muchas veces siendo el consuelo y la alegría cuando la veían aparecer. Le besaban las manos, le pedían su bendición… Pero poco más podía hacer por ellos.

     Cierto día un soldado descubrió a su padre, el rey, lo que hacía Casilda. Mucho la quería su padre pero estaba dispuesto a todo si era verdad que atendía a aquellos esbirros enemigos de su religión mahometana. Y se puso al acecho por donde iba a pasar Casilda con su delantal lleno de viandas…

 -“Casilda ¿qué llevas en el halda?”, le preguntó el rey.

–“Rosas y flores, padre mío”. Se inclina su padre sobre el canastillo y ve rosas y flores a pesar de no ser tiempo de flores.

    Casilda prosigue su camino y al llegar a la cárcel se convierten en suculentas viandas…   Y así una y otra vez. Y así uno y otro prodigio… Hasta que debía llegar al conocimiento de la verdadera fe.

     Los cristianos le hablaban de Jesucristo, de la Virgen, de su fe… y el Espíritu Santo seguía actuando en el alma de Casilda…

    Por fin la joven cae enferma y le aseguran que no lejos de Burgos y muy cerca de Briviesca hay unas aguas llamadas “de San Vicente” que hacen prodigios y que seguramente allá podrá curarse. Pero la dificultad está en que aquellos “Baños” están en territorio cristiano… Por fin su padre cede y parte para allá después de no pocas dificultades. Casilda allí, en los baños de San Vicente encontró la salud para el cuerpo y para el alma… Se instruyó en la fe católica y, con gran gozo de su alma, recibió el bautismo. Al enterarse su padre montó en cólera y quiso arrastrar a su hija, pero no hubo fuerza humana que la hiciera desistir. Llevó una vida de caridad, penitencia y oración. Dios obró por su medio muchos prodigios. En cuanto murió fue venerada como santa. Era el año 1074.

Gloriosa Santa Casilda, escogida de

la Santa Trinidad para el socorro de los pobres

necesitados, y para el consuelo de los cristianos cautivos.

Favorecida especialmente de María Santísima.

Ya consolándote en tus aflicciones,

ya aliviando tus penalidades, alcánzame

de la Santísima Trinidad el remedio de mis

espirituales y temporales miserias.

Y un eficaz deseo de querer antes morir,

que ofender a Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

Madre María Teresa Silva Sandoval

Directora General

Misionera Cordimariana.