SANTA PRISCA, Virgen y mártir.

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Colegio Sor Juana Inés de la Cruz  de Monterrey, A.C.                                                             Jueves 07 de enero, 2021.

SANTA PRISCA, Virgen y mártir

(Siglo III.  Se celebra el 18 de enero)

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     En la Iglesia de Cristo han florecido siempre ejemplos sorprendentes. Hombres sin instrucción que confundían a sus jueces. Personas débiles que sacaban fuerza de flaqueza y soportaban los tormentos sonriendo y cantando. Niños y niñas que afrontaban el martirio con una valentía y decisión que dejaban desconcertados y perplejos a sus enemigos. Es el caso de Santa Prisca, virgen y mártir.

    Claudio era el emperador, había conseguido brillantes victorias contra sus enemigos. Su vuelta a Roma fue ruidosa y triunfal. Pero una idea ensombrecía sus victorias. Los cristianos disfrutaban últimamente de paz, con lo que se habían multiplicado y empezaban a tener bastante influencia. Y esto Claudio, receloso, no estaba dispuesto a soportarlo.

    Quiso como pagano agradecer a sus dioses las victorias obtenidas y para consagrarse con ellos, empezó a perseguir cruelmente a los cristianos, como enemigos de sus dioses y de su imperio.

    Muchos mártires derramaron por Cristo su sangre en Roma, después de padecer torturas sin cuento y terribles tormentos, y fueron coronados en el paraíso.

    Entre ellos está una doncella de 13 años. Prisca, tierna por su edad, pero de firme voluntad. Había nacido en Roma y era descendiente de ilustre familia. El emperador mandó apresarla y llevarla a su presencia. Al verla de tan corta edad,

pensó Claudio que fácilmente la haría cambiar de opinión. La hizo llevar al templo de Apolo para que ofreciera sacrificios. No esperaba el emperador encontrarse con unas decisiones tan firmes en la joven doncella.

     Prisca se negó y afirmó que sólo Jesucristo merecía adoración y no los demonios que era lo que veneraban los gentiles.

    Montó en cólera Claudio y mandó abofetearla sin compasión y luego meterla en una cárcel hedionda, entre forajidos y facinerosos, que intentaron vanamente seducirla. La azotaron con crueldad, echaron sobre sus tiernas carnes aceite hirviendo y luego la llevaron al anfiteatro ante el pueblo. Soltaron un león para que la descuartizase y devorase. Pero aquel león, olvidándose de su natural fiereza, se echó a los pies de la virgen como una oveja, y empezó a lamérselos y a acariciarla mansamente.

    Los gentiles quedaron confusos, pero Claudio no retrocedió en su intento. Fue metida de nuevo en la cárcel y sometida a crueles y diversos tormentos que la torturaron inhumanamente. La arrogaron a una hoguera para acabar con ella de una vez, pero el fuego la respetó. Todavía no había llegado su hora, y el Señor la sostenía con el poder de su brazo.

    Pero el cruel emperador, que atribuía a la magia todos aquellos prodigios de los cristianos, no se daba por vencido.

    Como suele suceder en muchos casos, cuando ya se había demostrado la protección divina sobre los mártires, llegaba por fin la corona del martirio. Fue llevada fuera de la ciudad, y allí Prisca ofreció mansamente su cabeza y se la cortaron.

   Santa Prisca, dejando el mundo lleno de suavísimo olor y fragancia de su martirio, y admirado de su virginal pureza y heroica constancia, se fue al cielo a gozar de su triunfo con las vírgenes, los mártires y los ángeles. Su cuerpo fue enterrado en la Vía Ostia el 18 de enero del año 269. Sus reliquias, que se conservan en Roma en la iglesia que lleva su nombre, fueron siempre muy veneradas y se les atribuyeron numerosos milagros.

     La Iglesia de Santa Prisca, como sucede con las iglesias antiguas más importantes en Roma, goza de un título cardenalicio.

“Oh, Señor, Dios nuestro,

vierte el dulce vino de tu amor

en nuestros corazones y llénanos de

tu gozo, aumentando nuestra fe para

que tengamos valentía de defender

nuestra religión católica, ayúdanos

a vivir y practicar los sacramentos

para dar testimonio de tu amor. Amén.”

<<Que la bendición

de Dios te acompañe

a lo largo de esta semana.

Un abrazo.>>

Madre María Teresa Silva Sandoval

Directora General

Misionera Cordimariana.

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