SANTA APOLONIA, virgen y mártir

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COLEGIO SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ DE MONTERREY, A.C.

Jueves 9 de febrero, 2023.

VIDA DE SANTOS

SANTA APOLONIA, virgen y mártir

(Se celebra el 9 de febrero)

   Los primeros siglos del cristianismo fueron muy duros y era necesaria una fortaleza sobrenatural para poder salir airoso de aquellas persecuciones tan crueles.

   En tiempos del emperador Decio en la ciudad de Alejandría, se desencadenó una terrible persecución contra los cristianos.

  Parece que fue por obra de un adivino o mago que a sí mismo se daba el nombre de Divino y que consiguió del gobernador acusar a los cristianos de crímenes horrendos y como si fueran los autores de cuanto de malo acaecía en la ciudad.

    San Dionisio, que en aquel entonces era Obispo de aquella ciudad, refiere cómo el gobernador se dejó engañar por aquel astuto adivino y, como aquellos hombres eran propensos a creer en toda clase de adivinos y prestos a atacar a cualquiera que se opusiera a sus creencias, se desencadenó una terrible persecución contra los cristianos.

     Escribe el Santo: “Se amotinaron contra nosotros para dar crédito a aquel impío y cometieron los mayores excesos de crueldad y de furor. Se persuadieron de que no había un modo más fácil y generoso de honrar a sus dioses que siendo crueles contra los cristianos, hasta sacrificarlos en honor de sus dioses falsos…”.

Y como no podían conseguir que sacrificaran a sus dioses falsos, dieron con una virgen venerable, ya anciana, que se llamaba Apolonia, adornada, dicen los antiguos biógrafos de la santa “de las virtudes de castidad, 

austeridad, piedad, caridad y limpieza de corazón”. Esta santa mujer era el ejemplo para toda la ciudad de Alejandría, ya que nadie podía ver nada menos bueno en ella y sí por el contrario muchas virtudes.

A pesar de ello, en una de las redadas que de cuando en cuando hacían aquellos fanáticos perseguidores de la religión cristiana, apresaron también a la virtuosa y anciana Apolonia y la llevaron ante los tribunales.

    Confiaban los herejes que la harían claudicar de su fe ya que no tenía nadie que la defendiera más que su fortaleza de espíritu y la gracia del Señor. En ellas confiaba Apolonia y en verdad que no quedó defraudada.

    Ante aquellas falsas y calumniadoras acusaciones, Apolonia se defendió con gran fortaleza y con tales argumentos que nadie de los acusadores podía contestar ya que sabían que cuanto afirmaba era cierto. Por toda respuesta uno de los presentes cogió un hierro muy grande y con él dio un fuerte golpe en la boca de Apolonia rompiéndole bárbaramente todos sus dientes. No contentos con ello prepararon una gran hoguera y le dijeron que era para ella si no pronunciaba las palabras que ellos iban a decirle. Se trataba de una sarta de blasfemias contra Dios, la Virgen y todo lo santo de nuestra fe. Por toda respuesta la valiente Apolonia se desprendió de sus esbirros y corrió a arrojarse ella misma sobre las llamas de la hoguera. No temía a las llamas. Le acompañaba la fuerza de Dios.

   Los mismos verdugos quedaban atónitos ante la valentía de aquella anciana mujer y es porque no sabían que más que el fuego que quema el cuerpo, dentro de ella ardía otro fuego, el del Espíritu Santo, que era el que le daba la fortaleza necesaria para confundir a aquellos satánicos perseguidores.

   Después de la hoguera, al ver que salía ilesa de todas aquellas pruebas y cada vez más fortalecida y rejuvenecida, la hirieron con otros muchos tormentos y de todos la sacó ilesa la gracia y protección del Señor. Fue martirizada con la extracción violenta de todos sus dientes.

   El ejemplo de esta santa y valiente mujer sirvió para ayudar a muchos cristianos católicos en la vivencia de su fe y fueron muchos los que la siguieron hasta derramar su sangre generosamente por Jesucristo. Los paganos veían que los fines que se habían propuesto habían caído por tierra por la valentía increíble de una heroica mujer. Después de tantos sufrimientos, al final fue degollada.

“Santa Apolonia, llena de amor a Dios,

con muchas virtudes, virgen y mártir,

que sufriste con valor, te suplicamos

te dignes ayudarnos a defender

nuestra fe, e intercedas con Dios y

que por su misericordia y gracia

nos haga criaturas nuevas, convirtiendo

nuestras vidas para agradar sólo a Dios

y llegar al Paraíso prometido. Amén”.

Madre María Teresa Silva Sandoval

Directora General

Misionera Cordimariana.