Vida de Santos “SAN HILARIO DE POITIERS”

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COLEGIO SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ DE MONTERREY, A.C.

Viernes 13 de enero, 2023.

VIDA DE SANTOS

“SAN HILARIO DE POITIERS”

(Obispo y Doctor de la Iglesia)

   «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán», nos advirtió el Maestro, Cristo Jesús.

   Estamos, pues, advertidos. Las persecuciones, las herejías —otra clase de persecución— nos purifican. Acababan las persecuciones romanas, y llegó la herejía. «Gimió el orbe y se quedó asombrado al contemplarse arriano», escribió San Jerónimo. Pero Dios protege a su Iglesia. La sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos, y ante las herejías surgieron los grandes adalides de la fe, como San Atanasio.

  Uno de los grandes campeones de la fe en el siglo IV fue San Hilario de Poitiers «El amigo de Dios», «el Atanasio de Occidente», «Ródano de la elocuencia». Nació en Poitiers, de familia pagana. Tuvo una esmerada educación humana. Pero su alma, ávida de verdad y de infinito, no encontraba en la filosofía pagana el alimento que buscaba tan ardientemente.

    Lo halló en cambio en las Sagradas Escrituras, sobre todo en el Evangelio de San Juan. Allí descubrió el destino del hombre y sus relaciones con el Creador. El sublime misterio de la Encarnación del Verbo le deslumbró. Su sinceridad en la búsqueda fue premiada por Dios con la luz de la fe. Creyó sinceramente en la divina Revelación, y recibió el Bautismo. Desde ese momento la idea de Dios llenará su vida. Su ardiente deseo será comunicar a los demás su maravilloso hallazgo. Fue ordenado sacerdote y después de un tiempo obispo de Poitiers. Su esposa, dando un ejemplo que fue muchas veces imitado en la primitiva Iglesia, se resolvió a no mirarle sino en el altar, transfigurado por la llama del sacrificio.

   

    Los conversos, los nuevos cristianos, suelen tener un fervor especial. Su nueva situación pone fuego y arde en sus palabras y escritos. Eso le sucede a Hilario. La luz salvadora de la Divinidad del Verbo le iluminó y sólo desea, con ardor de neófito, que esa misma luz ilumine a los demás. En ello empeña toda su incansable actividad e intrepidez.

    En el Sínodo de Béziers, año 356, brilla con luz propia, en medio de la apatía general. El emperador Constancio, que flirteaba neciamente con la herejía, lo destierra a Frigia, en el Asia Menor.

    Fue un destierro providencial. Discute con los herejes, se familiariza con los Padres Griegos, envía memoriales y anatemas al emperador, y aprovecha sobre todo para elaborar su obra maestra, sus doce libros Sobre la Trinidad.

    El año 359 fue invitado al Sínodo de Rímini-Seleucia, con el fin de atraérselo a la herejía. Vano intento. La reciedumbre de su fe y su lógica contundente, deja mal parados a sus contrincantes, como se ve en su Invectiva contra Lactancio. Tanta seguridad deja desconcertados a sus enemigos, que propugnan su vuelta a Poitiers, para que los dejara tranquilos. Cuenta San Jerónimo que toda la Galia abrazó al héroe que volvía victorioso del combate, y que su entrada en Poitiers fue acompañada, según la tradición, con la resurrección de un niño, que no estaba bautizado.

    San Hilario siguió luchando hasta el final, como buen soldado de Cristo.

    Convocó concilios, siguió publicando obras inmortales sobre los Misterios, sobre los Salmos y sobre San Mateo. Convirtió herejes y, con la excomunión de Saturnino, acabó en la Galia con las últimas reliquias de la herejía. Aún acudió al concilio de Milán el año 365. Fue como el postrer canto del cisne de este campeón de la Fe, faro luminoso de la Iglesia, que se apagó en la tierra el 13 de enero del año 367, pero cuyas obras y ejemplo de vida siguen iluminando las mentes y los corazones.

“Gracias Señor, por todas las gracias

que nos concedes cada instante.

Gracias, porque me permites descubrirte

más allá del dolor,

porque me esperas más allá

de las contrariedades de la vida.

Gracias mi Dios, porque me sales

al encuentro, me buscas, me acoges,

me salvas y nos amas.

Amén”.

Madre María Teresa Silva Sandoval

Directora General

Misionera Cordimariana.